Los niños que fueron traumatizados por abuso sexual, físico
o psicológico son más propensos a desarrollar síndrome de fatiga crónica en la
adultez, según sugiere una investigación reciente.
El estudio también indica que el mayor riesgo de padecer síndrome de fatiga
crónica (SFC) podría basarse en la biología. El motivo es que parece haber una
relación entre anormalidades del sistema nervioso y del sistema endocrino,
llamadas disfunción neuroendocrina, en las personas que tienen SFC que
sufrieron traumas infantiles, afirmaron los investigadores.
«Alrededor del 60 por ciento de las personas que tienen SFC fueron muy
abusadas en la infancia», afirmó el Dr. William C. Reeves, jefe de la Rama
de enfermedades virales crónicas de los Centros para el Control y la Prevención
de Enfermedades de EE. UU., investigador principal. «También tienen una
respuesta salival de cortisol al estrés reducida».
Los mismos investigadores también encontraron resultados similares en un
estudio anterior de pacientes de Kansas, señaló Reeves. «El SFC conlleva
una menor respuesta al estrés», apuntó.
Se calcula que cuatro millones de personas luchan contra el SFC en los Estados
Unidos, lo que cuesta al país alrededor de $9 mil millones al año y a la
familia de cada paciente $20,000 al año en ingresos perdidos, señaló Reeves.
La enfermedad es más común entre las mujeres entre 40 y 59 años de edad, y se
caracteriza por un conjunto de síntomas debilitadores, como fatiga sin explicación,
problemas para dormir, problemas con la memoria y la concentración, y dolor.
La enfermedad fue reconocida por primera vez a finales de los 80 y, llamada al
principio «gripe yuppie», sufrió de una crisis de credibilidad.
«El SFC es bastante común», afirmó Reeves. «Se trata de una
enfermedad real. Si tiene síntomas de SFC, consulte a un médico. No está todo
en su cabeza, ni es un engaño».
Para el estudio, que aparece en la edición de enero de la revista Archives of
General Psychiatry, el equipo de Reeves recolectó datos sobre más de 113
personas que padecían SFC y 124 personas que no. Se preguntó a los
participantes si habían experimentado algún trauma infantil, como abuso sexual,
físico o emocional, o negligencia emocional y física.
Los investigadores también evaluaron a los participantes por depresión,
ansiedad y trastorno por estrés postraumático. También se evaluó sus niveles de
la hormona cortisol en la saliva. Unos niveles bajos de cortisol pueden indicar
una función reducida del sistema neuroendocrino de respuesta al estrés del
organismo.
Los investigadores encontraron que las personas que habían experimentado un
trauma infantil tenían seis veces más probabilidades de desarrollar síndrome de
fatiga crónica, frente a los individuos no traumatizados.
Entre las personas con SFC que habían sufrido trauma infantil, los niveles de
cortisol eran más bajos. No sucedió así entre los sufrientes de SFC que no
habían tenido traumas infantiles. Los investigadores dijeron que este hallazgo
indica que el estrés al principio de la vida podría causar una susceptibilidad
biológica al SFC.
El grupo de Reeves espera extender los hallazgos a nuevos tratamientos para la
afección.
El Dr. Anthony L. Komaroff, profesor de medicina de la Facultad de medicina de
la Harvard y experto en el SFC, no cree que el trauma infantil cause el SFC,
sino que podría contribuir a su desarrollo.
«Debido a que una fracción sustancial de personas que tienen SFC no
informan sobre abuso infantil, y teniendo en cuenta que ninguno de los sujetos
de control [del nuevo estudio] que habían experimentado abuso infantil no
sufrían SFC, el abuso infantil no e la causa del SFC», señaló Komaroff.
«Sin embargo, el abuso infantil podría alterar la química cerebral de
manera que la gente sea luego más vulnerable a desarrollar SFC».