Una
autopsia, también llamada examinación post-mortem y obducción, es un
procedimiento médico que emplea la disección, con el fin de obtener
información.
La palabra autopsia significa ver por sí mismo y se usa como sinónimo de
necropsia o examen post-mortem. En el ambiente médico y en el público general,
la palabra tiene una connotación claramente negativa. Quizás si el mejor
término sea examen post-mortem, porque representa en verdad un examen médico
después de la vida, cuyos objetivos son la búsqueda de las causas de la muerte,
el análisis de la enfermedad básica, de sus efectos y complicaciones, así como
de las consecuencias de la intervención médica. La distorsión de la imagen de
la autopsia ha significado una crisis muy profunda en Patología, cuyos efectos
se han extendido a la práctica y a la enseñanza de la Medicina misma.
Para comprender mejor la trascendencia en la medicina contemporánea y algunos
puntos de la situación actual de la autopsia, es necesario recordar algunos
hitos de la historia de la Anatomía Patológica.
La autopsia y su contribución a la medicina moderna comenzaron en 1700 con
Giovanni Battista Morgagni (1682-1771), quien realizó la correlación entre los
síntomas clínicos y los hallazgos anatómicos. Esta correlación sigue siendo hoy
en día uno de los axiomas centrales de la medicina clínica.
En el siglo siguiente Xavier Bichat (1771-1802) elaboró la teoría del tejido
como centro de las reacciones anormales y patológicas. Renée Laennec
(1781-1826) fue otro de los que realizaron numerosas observaciones y
descubrimientos importantes mediante la autopsia. En Inglaterra, Richard
Willemin (1718-1783) y Thomas Hunter (1728-1793), así como Matthew Baillie
(1761-1823), crearon, a través de la autopsia y estudios anatómicos, una
colección de dibujos anatómicos y del útero en el embarazo. Baillie escribió el
primer tratado conocido de Patología (1793), el que alcanzó 6 ediciones, en las
que mostró la anatomía patológica en forma sistematizada y con correlación
clínico-patológica según alteraciones de cada órgano específico. En Viena, Karl
Rokitansky (1804-1878) desarrolló al máximo el potencial de la autopsia. El fue
uno de los primeros patólogos a tiempo completo, ya que antes la autopsia era
parte de la práctica clínica. Se dice que realizó personalmente 30.000 de las
70.000 autopsias del periodo de su jefatura, lo cual le permitió adquirir una
experiencia única reflejada en los libros y trabajos que contiene descripciones
definitivas de numerosas enfermedades. La característica central del método de
análisis de Rokitansky fue la exploración sistemática y detallada de cada
órgano, independientemente de los antecedentes clínicos. Así, se elaboraban los
diagnósticos patológicos que luego se correlacionaban retrospectivamente con
los hallazgos clínicos, a partir de los hallazgos morfológicos. Según algunos
autores, este método marca el comienzo de la disociación del patólogo de la
práctica clínica, la que ha sido considerada una de las razones de la
declinación de la autopsia hoy en día (Hill y Anderson, 1996).
Hacia fines del siglo XIX surgió la figura de Rudolph Virchow (1821-1902) quien
completó la teoría celular, base de la Medicina. El también se basó en la
autopsia, pero fue más allá de los hechos anatómicos y agregó elementos de
biología celular, fisiología, fisiopatología y microbiología. Apoyado en el
método científico, introdujo el estudio microscópico en búsqueda de las
alteraciones celulares como explicación de las enfermedades. Eisenberg declaró
en 1984: «Virchow ayudó simultáneamente a fundar la biomedicina moderna,
estableció la tesis que la medicina es una ciencia, biológica y social y aplicó
los frutos de la investigación científica al mejoramiento de la salud
pública».
Los estudios de Rokitansky y Virchow pusieron a la autopsia en el centro de la
medicina de vanguardia. Cuando en 1892 en la Universidad Johns Hopkins se
reestructuró la educación médica en sus aulas, el encargado de esta magna tarea
fue William Welch, un patólogo.
El estudio clásico de Richard Cabot en 3000 autopsias (1912) en el Hospital
General de Massachusets, en Boston, mostró una deficiente correlación
clínico-patológica, lo que desencadenó una reforma profunda en la enseñanza de
la medicina en USA. Se estableció la autopsia como el vehículo para la
enseñanza de la medicina, para proporcionar un estímulo continuo y educación de
los profesores y para evaluar la validez de los diagnósticos clínicos, así como
enfocar adecuadamente la investigación epidemiológica. He aquí una de las
razones que explican la posición actual de liderazgo de la medicina
noteamericana.
¿Cuáles han sido los logros de la autopsia para haber alcanzado tal
importancia?
* Cientos de enfermedades descubiertas y descritas en la autopsia,
* clasificaciones de innumerables lesiones,
* asociaciones entre alteraciones anatómicas y enfermedades,
* origen de ideas para tratamientos médicos y quirúrgicos,
* control de la efectividad de los tratamientos médicos.
Más allá de la descripción de entidades, el estudio científico riguroso que
significa la autopsia es el que ha llevado a la medicina occidental desde el
pasado animista al presente científico.
El siguiente relato anecdótico de un maestro de la medicina contemporánea
ilustra la importancia que ha alcanzado la autopsia en nuestros días. William
Osler murió el 29 de Diciembre de 1919. Había estado enfermo varios meses y
durante ese periodo estudió su propia enfermedad con la misma acuciosidad que
había aplicado a sus pacientes. Tres semanas antes de morir le confesó a un
amigo: «he estado observando este caso por dos meses y lamento no poder
ver la autopsia.» Osler dispuso detalladamente quién y cómo se realizaría
su propia autopsia. Los hallazgos no mostraron mayores discrepancias con sus
propios diagnósticos: muerte debida a bronconeumonía, bronquiectasias con
absceso pulmonar y empiema pleural. Esta actitud de Osler frente a su
enfermedad y al examen post-mortem fue su última gran enseñanza a discípulos y
generaciones futuras de médicos internistas.
La crisis de la autopsia
En nuestro hospital, el número de autopsias realizadas anualmente se ha
reducido desde 50% de todos los fallecidos en 1940, a menos del 9,5% en 1997.
En la Figura 1 se puede observar el porcentaje del número de fallecidos que
representan las autopsias realizadas en nuestro Departamento de 1971 a 1997.
Figura 1. Porcentaje de autopsias en los enfermos fallecidos en el Hospital
Clínico de la Universidad Católica de Chile. Se observa una reducción
progresiva.
El promedio histórico de autopsias en nuestro Departamento, de 1945 a 1997 es
de 160 autopsias anuales. En 1998 se realizaron sólo 34 autopsias. Esta
reducción ha significado una reducción del material anatómico para la enseñanza
de pregrado y posgrado (formación de patólogos). Esta situación representa una
verdadera paradoja, puesto que en la práctica médica actual, especialmente en
el campo de las neoplasias, el papel del patólogo es fundamental en diagnóstico
y evaluación de factores pronósticos; una deficiente formación de
especialistas, debida en gran parte a la reducción del número de autopsias,
redundará en una peor calidad diagnóstica en histopatología. En otras palabras,
la visión de enfermedad del patólogo se ha visto reducida al diagnóstico de
lesiones aisladas en órganos, tejidos y células, en desmedro de una visión
global, integrativa y de correlación morfológica, más propia de un médico.
Igualmente, la desaparición de la reunión anátomo-clínica, única instancia de
correlación clínico-patológica, que es un hecho ya en muchas instituciones
nacionales, tendrá como consecuencia deficiencias en la formación de
especialistas clínicos, que carecerán de una visión integral, clínica y
anatómica, de la enfermedad de sus pacientes.
La autopsia tampoco se valora actualmente como herramienta de control de
calidad, lo que repercutirá indudablemente en la optimización y racionalización
de los recursos humanos y materiales en la práctica médica.
El problema de la autopsia
La renuencia cada vez más intensa de la familia para conceder permiso de
realizar una autopsia ha sido atribuida a la naturaleza punitiva de la
disección en el pasado y a la visión pública morbosa del asunto. Sin embargo,
hay evidencias de que este no es el factor más importante en la reducción del
número de autopsias hospitalarias. Numerosos estudios han demostrado que en
algunas instituciones actualmente se observan altos índices de autopsias, con
cifras de hasta 80%. El verdadero factor limitante parece ser la voluntad de
los médicos para solicitarlas. Así, la disminución de las autopsias se debe
lisa y llanamente a que los médicos clínicos no la quieren.
Las razones esgrimidas por ellos son variadas y también se han publicado
extensamente. Van desde disgusto por el procedimiento, hasta la creencia de que
los métodos diagnósticos modernos son tan precisos, que la autopsia no puede
mostrar algo que no haya sido identificado en vida del paciente. Este último
argumento es el que se escucha más a menudo en hospitales universitarios y es
aceptado como una explicación bien fundamentada. Nada más lejos de la realidad.
Los patólogos han demostrado en innumerables estudios que la discordancia entre
el diagnóstico clínico y los hallazgos de autopsia respecto a de causa de
muerte y enfermedad de base, varía de 15 a 30% y ha permanecido así en las
últimas décadas, pese a los significativos avances técnicos en diagnóstico. Las
discordancias menores tienen similares índices. Hallazgos similares se han
reportado en varios países y son independientes del grado de certeza que tiene
el clínico antes de la autopsia y del desarrollo técnico en décadas recientes.
Retrospectivamente, estos estudios han sido en la práctica contraproducentes,
porque más que un estímulo positivo para el aumento del número de autopsias,
han significado uno muy negativo, ya que los médicos clínicos no desean más
errores demostrados en la autopsia. Esto puede ser visto como una visión
simplista y casi ofensiva de la situación, pero las estadísticas lo reafirman
una y otra vez.
El clima actual de aumento de las demandas tampoco estimula un aumento del
número de autopsias. Sin embargo, el argumento puede revertirse. En este
sentido sería más fructífero tener una visión positivista de la autopsia y
verla como el único método confiable que permite confirmar el acierto
diagnóstico en 70 a 85% de los casos. Este es un argumento muy poderoso para
evitar eventuales demandas y como certificación de que la acción médica ha
producido los efectos buscados y no iatrogenia.
Además, la autopsia permite elaborar cuadros estadísticos muy precisos de las
causas de muerte, lo cual redundará en una optimización de los recursos
destinados a la medicina preventiva y curativa. Un muy buen ejemplo de esto es
el descubrimiento de la infección por virus Hanta en nuestro país, donde la
autopsia de los primeros casos orientó a los médicos hacia la verdadera causa
de la muerte de estos casos índice.
En este panorama más bien sombrío para la autopsia, hay excepciones admirables,
ya que numerosos médicos clínicos continúan valorando la oportunidad de mejorar
su diagnóstico y comprensión de la enfermedad, aun a expensas de reconocer los
errores. Los patólogos observamos que algunos de los mejores clínicos continúan
solicitando regularmente autopsias, retroalimentación que probablemente les
ayuda a mantener y mejorar la calidad de sus diagnósticos.
(Medicina) Examen anatómico del cadáver.
aut(o)- αὐτός gr. ‘que actúa por sí mismo o sobre sí mismo’ + -opsíā -οψία gr.
‘visión’
Leng. base: gr. Antigua con cambio de significado. En gr. autopsíā αὐτοψία es
‘el hecho de verlo uno mismo’, con ese sentido se reintrodujo en 1573 autopsie
en fr. y sólo posteriormente en 1678 adoptó el nuevo significado; en esp. desde
1790.
NECROPSIA
La palabra necropsia proviene de las voces griegas νεκρóς { (cadáver)} y ὂψις
{<òpsis> (observar)}, que significa observar un cadáver.
Es el procedimiento técnico y científico de disección anatómica sistemática de
un animal después de su muerte para dilucidar la causa de la misma. Es igual a
un examen post mórtem (en humanos se le llama autopsia). La diferencia entre
los dos términos es que la necropsia se realiza para confirmar las causas de la
defunción en un Hospital y la autopsia para averiguar las causas cuando
fallecen de forma súbita y sin enfermedad aparente.
La palabra necropsia es, en un sentido mejor aceptada por algunos de los
estudiosos porque ésta, etimológicamente es el estudio de la muerte en un
término general; no sólo en animales.
La palabra NECROPSIA proviene de las voces griegas «necros» (cadaver)
y «opsis» (cortar)que significa cortar un cadaver.
Es el procedimiento técnico y científico de disección anatómica sistemática de
un animal después de su muerte para elucidar la causa de la misma. Es igual a
un examen posmortem (en humanos se le llama autopsia).
Una AUTOPSIA, también llamada examinación post-mortem y obducción, es un
procedimiento médico que consiste en una examinación exhaustiva de un cadáver
para determinar la causa y forma de la muerte de la persona, y para evaluar la
presencia de alguna enfermedad o herida. Usualmente es llevada a cabo por un
doctor especialista denominado patólogo.
necropsia es una examinación post-mortem realizada sobre un animal. Es un
término que no se emplea al referirse a seres humanos.
Etimológicamente, «autopsia» significa «ver uno mismo», es decir, «ver con los
propios ojos». Al ser un procedimiento que se realiza después de la muerte,
también recibe el nombre de examen postmortem o necropsia. Así pues, autopsia y
necropsia son términos sinónimos (1).
La autopsia clínica es, pues, el procedimiento postmortem que estudia las
alteraciones morfológicas de los órganos y tejidos como consecuencia de la
enfermedad (2-6). Cualquier estudio anatomopatológico postmortem,
independientemente del tamaño de la muestra (autopsia parcial o completa) o de
la técnica morfológica empleada, tendrá la categoría de autopsia o necropsia.
Las razones por las que se realiza una necropsia o autopsia (en humanos) es
para saber causas exactas de muerte del sujeto; desde posibles envenenamientos,
padecimientos que lo aquejaban u otras causas.